Vengo a este festival desde que era de cine infantil y trascurría en verano. Los últimos 20 años o así he ido a un magnífico hotel llamado Hernán Cortés. Este año me confirman que voy a ese hotel, pero pocos días antes de empezar me llaman y me cuentan una triste historia por la que estoy a punto de llorar, así que acepto ir a otro porque no hay más remedio.
Al llegar veo colegas míos en el hotel Hernán Cortés y a mí sin saber porqué, ya que el lío fue hace dos años, me mandan al que popularizó José Luis Garci en Volver a empezar: Hotel Asturias. Una habitación grande, hermosa, brillante y con el acierto de luz cenital, cosa que está desapareciendo de los hoteles. Pero un diseñador al reformar como idea genial un armario de dos cuerpos sólo tiene una puerta corredera con lo que una parte a elección del huésped queda para la curiosidad del servicio y tragar polvo a ex puertas.
Hay unas magníficas mesas que cabe de todo, mesillas, pero sin cajones pero los diseñadores odian los cajones como los de